El Black Friday no siempre fue el fenómeno global que conocemos hoy. Lo que empezó como un día de descuentos en Estados Unidos, marcado por las compras tras Acción de Gracias, se ha transformado en una máquina de ventas que domina nuestras pantallas y carritos cada noviembre. Pero ¿cómo hemos llegado a asociar esta fecha con grandes descuentos y compras masivas?
La respuesta la podemos encontrar en el anclaje. Las empresas han logrado posicionar el Black Friday como un punto de referencia en nuestra mente. Es decir, lo han anclado estratégicamente, moldeando nuestras expectativas y decisiones de compra ¿Cómo lo han conseguido?
Repetición constante: Black Friday en todas partes
Resulta complicado enumerar cuántas veces hemos visto “Black Friday” este mes de noviembre. Mensajes como “Prepárate para las mayores ofertas del año este Black Friday” aparecen en banners de páginas web, anuncios en redes sociales, escaparates e incluso mensajes de texto. Este bombardeo no es casualidad. La repetición de estos mensajes actúa como un ancla que fija la expectativa de que este es el mejor momento para comprar, reforzando la asociación automática de Black Friday = grandes descuentos.
Esta exposición constante además de crear expectación modifica nuestro comportamiento. Pudiendo, por ejemplo, posponer compras importantes asumiendo que las mejores oportunidades estarán disponibles durante el Black Friday.
Contraste de precios: Lo caro parece barato
La estrategia de las empresas no se limita a recordar la fecha. También saben cómo jugar con los precios para influir en nuestras decisiones. Piensa en un portátil anunciado con un precio original de €1.500, pero que, por el Black Friday, puedes comprar por €999. El contraste entre ambos precios crea automáticamente la percepción de que se trata de una gran oferta.
Esta estrategia ancla el precio inicial en nuestra mente, haciendo que el descuento parezca más valioso de lo que realmente es. Incluso si no necesitamos un portátil, esta técnica puede convencernos de que ahora es el mejor momento para comprarlo.
Urgencia: Ahora o nunca
Un mensaje típico del Black Friday podría decir: “Solo quedan 5 unidades disponibles” o “Oferta válida hasta la medianoche.” Estas frases, acompañadas de temporizadores en cuenta regresiva o alertas sobre disponibilidad limitada, desencadenan una sensación de urgencia que actúa como un ancla emocional
que nos impulsa a actuar rápido sin analizar si realmente necesitamos el producto. Ese miedo a “perder la oportunidad” nos lleva a tomar decisiones apresuradas, reforzando la idea de que el Black Friday es un momento único que no se puede dejar pasar.
Black Friday como evento cultural: Más que un día de ofertas
El Black Friday ya no es solo una estrategia de ventas: es un fenómeno cultural. En redes sociales, la etiqueta #BlackFriday se llena de fotos de personas mostrando sus gangas, videos de compras masivas y comentarios de quienes se sienten orgullosos de sus “ahorros.”
Esta narrativa colectiva convierte el Black Friday en un evento social, anclando en nuestra mente la idea de que participar es casi obligatorio. Nadie quiere quedarse fuera. Es más que un día de ofertas, es una experiencia compartida que refuerza la sensación de que comprar en Black Friday es una decisión inteligente y necesaria.
Reflexión final
El Black Friday es un ejemplo perfecto de cómo las empresas pueden anclar conceptos en nuestra mente y usarlos para influir en nuestro comportamiento. La repetición, el contraste de precios, la urgencia y una narrativa cultural han convertido este día en una cita ineludible para millones de personas.
¿Necesitamos lo que compramos durante el Black Friday o estamos reaccionando a las señales que las empresas han diseñado cuidadosamente para influirnos?
La próxima vez que un mensaje de “última oportunidad” capte tu atención, tómate un momento para reflexionar. Pregúntate: ¿estoy comprando porque realmente lo necesito o porque el Black Friday me ha convencido de que no hay mejor momento? Ser conscientes de estas estrategias es el primer paso para tomar decisiones más equilibradas y alineadas con nuestras verdaderas necesidades.
Te recomiendo el siguiente vídeo si quieres conocer como las empresas han utilizado el anclaje para influir sobre nuestras decisiones de compra.