Pensamiento crítico y toma de decisión

Pensamiento crítico y toma de decisión: justificaciones y asunciones

Tomamos decisiones constantemente en el trabajo y en nuestra vida cotidiana, algunas triviales y otras más importantes, y muchas de ellas… las tomamos de manera automática. El ritmo de vida que llevamos rara vez nos permite detenemos a pensar por qué tomamos esa decisión y qué nos influyó. En este post, vamos a explorar dos elementos importantes en la toma de decisiones: la justificación y la asunción, y cómo el pensamiento crítico nos ayuda a tomar decisiones más informadas.

Imagina que acabas de ver una serie que te fascinó y estás buscando algo nuevo para ver. ¿Qué opción elegirías para decidir tu próxima serie?

  1. Las recomendaciones de la plataforma (Netflix, HBO, etc.).
  2. Las recomendaciones de tus amigos.
  3. Las recomendaciones que has visto en TikTok.

Supongamos que decides dejarte llevar por las recomendaciones de la plataforma. Si alguien te preguntara ¿por qué tomaste esa decisión?, tu cerebro buscaría automáticamente la justificación de tu decisión en las experiencias y conocimientos que tienes almacenados en tu memoria. Podrías justificar tu decisión diciendo:

“Elegí las recomendaciones de la plataforma porque normalmente me sugiere cosas que me gustan.”

Tu cerebro buscó en la memoria la experiencia más reciente de una situación similar y encontró que, en el pasado, el algoritmo de la plataforma te hizo buenas sugerencias, por lo que confías en que seguirá haciéndolo.

Esta es la justificación consciente que respalda tu decisión. Te basas en experiencias y conocimientos almacenados en tu memoria para tomar una decisión.

Sin embargo, debajo de cada justificación existe una asunción o suposición implícita. Las asunciones son las creencias que aceptamos sin cuestionar porque funcionaron bien en el pasado. Estas asunciones nos permiten tomar decisiones rápidamente sin detenernos a analizar cada detalle. Nos resultan muy útiles en nuestra vida diaria, ya que simplifican el proceso de toma de decisiones al reducir la cantidad de información que necesitamos procesar. Sin embargo, no siempre son correctas. Las circunstancias pueden haber cambiado sin que nos hayamos dado cuenta.

En este caso, la asunción que subyace a tu justificación podría ser:

“si el algoritmo acertó antes, también acertará ahora.” Tu cerebro acepta sin cuestionar esta asunción o creencia sobre el algoritmo de la plataforma. Confías que lo que funcionó en el pasado seguirá funcionando ahora. Pero ¿es esto siempre así? El algoritmo puede haber cambiado y priorizar otros factores, como la popularidad de las series, en lugar de tus preferencias personales.

Aquí es donde entra en juego el pensamiento crítico, ya que nos ayuda a detectar y cuestionar esas asunciones. En lugar de aceptar automáticamente que el algoritmo seguirá acertando, el pensamiento crítico te invita a hacerte preguntas como:

  • ¿Qué ha cambiado desde la última vez que el algoritmo me hizo una buena recomendación?
  • ¿Hay otros factores que podrían estar influyendo en las recomendaciones que veo ahora?
  • ¿Qué evidencia concreta tengo de que el algoritmo sigue siendo confiable para mis gustos actuales?

Estas preguntas te obligan a detenerte y evaluar si estás tomando la mejor decisión posible, o si estás basando tu decisión en una asunción incorrecta. Validar la asunción que estás haciendo sobre el algoritmo de la plataforma podría llevarte a prestar más atención a la calidad de las recomendaciones:

  • ¿han sido las recomendaciones recientes tan buenas como las pasadas?
  • ¿me recomienda las series más populares o las que se ajustan a mis preferencias?

Si aplicas el pensamiento crítico en este caso, podrías darte cuenta de que, aunque el algoritmo de la plataforma fue útil en el pasado, las recomendaciones recientes no se ajustan tan bien a tus gustos. Esto podría indicar que el algoritmo está priorizando series populares o que tus gustos han cambiado y el algoritmo no lo ha detectado. Al reconocer esta discrepancia entre el pasado y el presente, podrías reevaluar si realmente puedes seguir confiando en el algoritmo de la misma manera que lo hacía antes.

Esto no significa que dejes de usar el algoritmo, pero sí que cuestiones la asunción y consideres la posibilidad de que tus experiencias pasadas no garanticen los mismos resultados ahora. El pensamiento crítico no necesariamente te lleva a buscar nuevas fuentes de recomendaciones, sino a verificar si lo que estás asumiendo es válido.

Las asunciones no solo juegan un papel en decisiones cotidianas como elegir una serie. También influyen en decisiones más complejas. En situaciones de incertidumbre, tendemos a basar nuestras decisiones en asunciones que rellenan las lagunas de información.

Imagina que una empresa decide lanzar un nuevo producto al mercado. Si los directivos toman la decisión basándose en la asunción:

un producto similar tuvo éxito antes, por lo tanto, este también lo tendrá

podrían pasar por alto cambios importantes en las preferencias del consumidor o la entrada de nuevos competidores. Al no cuestionar esta asunción, la empresa podría enfrentarse a dificultades imprevistas.

Para evitar este error, el pensamiento crítico invitaría a la empresa a preguntarse:

  • ¿Han cambiado las preferencias de los consumidores desde el lanzamiento del producto anterior?
  • ¿Qué factores del mercado podrían influir en el éxito del nuevo producto?
  • ¿Existen nuevas tecnologías o competidores que podrían afectar la aceptación del producto?

Cuestionar las asunciones y explorar diferentes opciones contribuye a tomar decisiones más acertadas y evitar riesgos innecesarios. No ser consciente de nuestras asunciones ni cuestionarlas puede llevarnos a tomar decisiones incorrectas.

La próxima vez que tengas que tomar una decisión, ya sea elegir una serie, qué producto comprar o qué estrategia seguir en tu trabajo, toma un momento para reflexionar sobre tus razones y asunciones. Pregúntate si estás considerando todas las opciones disponibles y si tus asunciones son correctas.

Pensar críticamente no significa complicar cada decisión sino mejorar la calidad de nuestras decisiones al ser más conscientes de los factores “ocultos” que influyen en ellas. Validar lo que asumimos como cierto nos permite detectar si estamos basando nuestras decisiones en creencias que han dejado de ser válidas, mejorando así la calidad de nuestras decisiones.

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