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La sociedad es consciente de la importancia de la educación en el desarrollo de las personas y de la sociedad. Y en ese sentido, hay muchas voces que critican el sistema educativo por la metodología que emplea.
En este debate sobre la conveniencia de los sistemas, se corre el riesgo de perder la conexión con las posibilidades de cambio en el aula y responsabilidad del profesorado en ese proceso. Porque reivindicar reformas estructurales no implica esperar pasivamente a que estas se produzcan.
Más allá de sistemas y reivindicaciones, hay que tener muy claro que la clave del aprendizaje es la CURIOSIDAD de los alumnos por aprender, siendo las preguntas formuladas al profesorado las grandes oportunidades del aprendizaje. La curiosidad es lo que permite al estudiante adentrarse en un nuevo nivel de aprendizaje facilitado por la motivación intrínseca por conocer.
Anteponer la tecnología y el programas a las inquietudes de los estudiantes aleja a los profesores de su mayor herramienta de trabajo: las preguntas de sus alumnos. De este modo el profesorado puede motivar el aprendizaje del alumnado:
1.Estimulando la curiosidad, invitando a los alumnos a hacerse preguntas sobre el procedimiento, sobre lo que funciona y lo que no, sobre lo correcto y lo incorrecto y por que. Las preguntas son la fuente de buena instrucción, pero no a la inversa. La pregunta del estudiante permite conocer su duda real, su inquietud verdadera, su motivación intrínseca y sólo con esa información, se puede maximizar el valora de la recomendación y la enseñanza.
2.Aceptar el caos y el desorden. El aprendizaje es el resultado de múltiples ensayos de prueba y error
3.Incorporar la reflexión como herramienta para valorar la información disponible con el fin de poder diseñar y revisar procedimientos.