¿Deberíamos añadir el número de ChatGPT a nuestra lista de contactos?

¿Deberíamos añadir el número de ChatGPT a nuestra lista de contactos?

La noticia de que OpenAI ha integrado ChatGPT en WhatsApp me llevó casi automáticamente a preguntarme: ¿qué implica poder chatear con ChatGPT como si fuera un amigo o un colega?

Si ya podemos usar ChatGPT desde nuestro teléfono, ¿qué cambia al tenerlo como un contacto directo en nuestra agenda? Al convertirlo en un número más en nuestra lista, con su propio perfil, ¿estamos ante un simple cambio técnico o algo más profundo?

Este movimiento puede parecer una sutil mejora en accesibilidad, pero podría tener implicaciones más grandes. Pasar de ser una herramienta externa a un contacto directo puede cambiar nuestra percepción hacia la herramienta. Nos puede llevar a verla como una fuente de confianza, un “amigo” con respuestas rápidas y certeras. Un paso que facilita su uso y normaliza su presencia en nuestras interacciones cotidianas. Un oráculo en nuestra lista de contactos.

Imagina que empiezas a consultar a ChatGPT para redactar mensajes, planificar actividades o responder preguntas complejas, todo desde WhatsApp. Al principio, parece una ayuda práctica y eficiente, pero ¿podría este hábito transformarse en una relación de dependencia?

La inmediatez y la facilidad de acceso pueden llevarnos a depositar una validez excesiva en sus recomendaciones. ¿Podríamos llegar a confiar más en ChatGPT que en otro contacto real de nuestra agenda? Es un dilema interesante. Por un lado, esta integración puede ayudarnos a mejorar nuestras interacciones y decisiones diarias. Por otro, puede diluir la esencia humana, al delegar en un chatbot tareas que antes asumíamos con nuestras propias emociones y juicio.

¿Supone el anuncio un nuevo paso en el cambio del estatus quo? La irrupción masiva de la IA generativa ya ha transformado muchos aspectos de nuestra vida. Incorporar ChatGPT a WhatsApp, además de hacerlo más accesible, lo integra de forma más profunda en nuestra cotidianidad. Este paso podría marcar un cambio sutil pero significativo en el estatus quo.

Nos enfrentamos a una nueva normalidad donde la inteligencia artificial está cada vez más presente, no como una herramienta ocasional, sino como una parte constante de nuestras rutinas. Esto no es necesariamente negativo. Nos invita a reflexionar sobre el equilibrio entre aprovechar sus beneficios y preservar la autenticidad y la conexión humana.

La pregunta no es si deberíamos añadir el número de ChatGPT a nuestra lista de contactos, sino qué significa para nosotros este gesto. ¿Es un simple paso hacia la eficiencia o un cambio más profundo en cómo interactuamos y tomamos decisiones?

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