En el contexto social en el que nos encontramos, desarrollar habilidades comunicativas en el alumnado es vital para tener éxito tanto en su educación actual como en el momento en que se incorporen al mercado laboral. Esta importancia contrasta con la información publicada en el Education and Skills Survey (CBI y EDI) que muestra que el 42 por cien de los departamentos de Recursos Humanos no están satisfechos con el uso básico del lenguaje del alumnado cuando se incorpora al mercado laboral. Con la actual exigencia de cumplir el currículum y la presión por lograr resultados ¿cómo puede el profesorado desarrollar las habilidades comunicativas que necesita el alumnado?
Vivimos en una sociedad rica en información con un creciente número de fuentes. El alumnado no sólo necesita entender la información que recibe, sino también tener las habilidades necesarias para investigar nuevas fuentes, analizar críticamente la información que recibe y elaborar sus propias conclusiones y argumentos.
La experiencia muestra que las actividades de debate en los colegios pueden contribuir no sólo al logro académico sino también a que el alumnado tenga más seguridad en si mismo y que su desarrollo sea más completo. Entonces ¿cómo puede el profesorado introducir actividades de debate en el aula?
De un modo genérico, podemos describir el debate como una discusión formal donde dos equipos defienden posiciones enfrentadas siguiendo unas reglas previamente establecidas, que contribuyen a que se produzca un intercambio oral de puntos de vista diferentes sobre un tema. Aunque en el entorno educativo es más común utilizar el debate en competiciones y torneos, también hay actividades menos estructuradas que el profesorado puede emplear en el aula.
Por tanto, es un error considerar únicamente el debate como una herramienta diseñada exclusivamente para desarrollar las habilidades comunicativas y argumentativas. Además de contribuir a su desarrollo, se puede utilizar el debate para trabajar casi cualquier tema de clase, ayudando a dar más sentido y a que el alumnado esté más conectado con el tema que se está trabajando.
Hay muchos beneficios asociados a las actividades de debate además de la oratoria, la lectura, la escritura y la investigación que la mayoría de personas vinculan al debate. Utilizar el debate para explorar temas curriculares expone al alumnado a temas sociales, debiendo extraer información de fuentes como periódicos, informes, estudios… Es frecuente escuchar comentarios de estudiantes incapaces de conectar lo que están viendo en clase con la realidad que viven y menos, cómo influirá lo que trabajan en el aula en su vida presente y futura. El debate abre el aprendizaje académico más allá de los libros de texto permitiendo al alumnado seguir sus propios intereses dentro de los límites marcados por el tema que se está trabajando.
Utilizar el debate en el aula también contribuye a expandir horizontes, mejorar la conciencia cultural y juntar a estudiantes de contextos socio culturales diferentes. Hay evidencias de que el debate es especialmente potente cuando se trabaja con estudiantes de perfiles más bajos por el modo en que contribuye a mejorar la confianza que tienen en ellos mismos.
Las actividades de debate también son una buena preparación para estudios futuros y una ayuda para desarrollar unas habilidades que serán vitales cuando lleguen a la universidad. La investigación que acompaña a las actividades de debate ayuda al alumnado a auto-gestionar su estudio y a gestionar su tiempo, además de introducir al alumnado a un análisis en mayor profundidad de un tema.
Por todas estas razones merece la pena utilizar el debate con una mentalidad abierta que permita aprovechar toda la versatilidad que ofrece, no limitándola únicamente al contexto de la competición.